Brutalidad de los japoneses en la Segunda Guerra Mundial

 Al reflexionar sobre los horrores de la segunda Guerra mundial el foco de la atención suele dirigirse a la Alemania nazi los múltiples genocidios que llevó a cabo, si bien esa crueldad difícilmente encuentre equivalencias, lo cierto es que no fueron el único país del eje que cometió degradantes acciones bajo la justificación de estar en guerra.

 Japón el último rival de los aliados cuenta con un frondoso prontuario de atrocidades cometidas en el Pacífico, muchas de las cuales han quedado sepultadas por la historia debido a la distancia a la xenofobia para con las víctimas asiáticas póliza y llanamente porque el olvido parece ser una política de estado nipona.

Ginebra en 1864 en la cual se preveía la definición de estos crímenes y es ahí donde podemos trazar una línea fatídica con lo ocurrido en la segunda Guerra mundial el imperio japonés, no era un signatario de dicha convenciones ahora sí hablemos puntualmente de qué tipo de errores estamos hablando mucho de los crímenes japoneses más graves fueron llevados acabo en territorio chino, ya que desde 1937 el imperio encontraba en una sangrienta guerra con su vecino continental. Fue en ese mismo año que las tropas imperiales lograron conquistar la ciudad, el 13 de diciembre en un acto de cobardía los gobernadores y los comandantes del ejército nacionalista chino abandonaron la ciudad antes de la entrada del enemigo dejando atrás a miles de soldados y civiles atrapados en la ciudad amurallada fue así que quedaron a Merced de un ejército que los odiaba no solo como rivales militares. 

Durante un periodo de 6 semanas posteriores a la ocupación de la ciudad es decir durante Enero de 1938, los invasores se encargaron de destruir casas y robar cualquier bien material.

Fue un escenario infernal bastante similar al que se vivió en los campos de exterminio alemanes, violaciones masivas de mujeres, fusilamientos de civiles, amontonamiento de prisioneros de guerra que fueron transformados en esclavos y por supuesto la exhibición de las víctimas en espacios públicos como método de amedrentamiento.

Se estima que murieron entre 40,000 y 300,000 chinos en un lapso de 40 días en el peor de los casos esto equivale a casi 7,500 fallecimientos diarios con las tumbas abiertas y la sangre que semejantes cifra implica lo ocurrido en esas seis semanas dejó imágenes imborrables de una brutalidad sin precedentes existen fotos de soldados empalmando bebés con sus bayonetas ese tipo de material está disponible en los archivos de investigación.

El crimen de los japoneses permanece sin condena, ni legal, ni social. En 1946 el tribunal de guerra de Tokio dio sentencia de muerte al comandante del ejército, pero no basta con un solo culpable. Al día de hoy las acciones llevadas a cabo por los soldados japoneses siguen siendo tema de debate y polémica suponen un obstáculo en las relaciones diplomáticas de Japón no solo con China sino con otras naciones de Asia como Corea del Sur.

 Los fusilamientos y las violaciones no fueron las únicas vías de tortura del imperio japonés como buen pupilo del tercer Reich instalaron centros de investigación científica donde se usaban a prisioneros humanos como conejillos de indias, para todo tipo de experimentos es momento de conocer al infame escuadrón 731 el cual llevó adelante un programa de desarrollo de armas biológicas realmente impresionante pero con un costo humano altísimo fue camuflada como un equipo para purificación de agua al noreste de la ciudad China de jarvín ubicado dentro del territorio conquistado Manchukuo.

Se construyó un complejo que ocupaba 6 km² y constaba de unos 150 edificios entre prisiones laboratorios fábricas y almacenes donde se instalaban calderas para producir todo tipo de agentes químicos esas impresionantes cifras demuestran que el programa bacteriológico japonés fue el más ambicioso de entre todos los contendientes de la guerra nadie como el Japón Imperial fue tan lejos a la hora de aplicar este tipo de armas, fue en ese marco que el escuadrón 731 fue responsable de numerosos proyectos de desarrollo militar que incluyeron la creación de municiones especiales, agentes patógenos con fines ofensivos y todo tipo de armas biológicas a partir de 1937 comenzó un proyecto médico especial con el nombre clave de maruta en el cual se utilizaban humanos para hacer experimentos los sujetos de prueba fueron secuestrados de la población de los alrededores esas personas que eran referidas como marutas es decir troncos, de esa manera los torturadores dejaban en claro que sus víctimas eran como objetos inanimados a disposición de cualquier tipo de experimento, aparte de hombres y mujeres de edad adulta se encontraban niños, ancianos y mujeres embarazadas.

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